Viajar sola
En esta sección responderé algunas preguntas frecuentes en relación a viajar sola, compartiré algunas reflexiones honestas de mis experiencias en solitario, te contaré todo lo que aprendí y daré algunos consejos e inspiración para las mujeres que quieran viajar por su país o por el mundo.
Hablaremos de los miedos que muchas tenemos (¿y si me pasa algo? ¿y si me enfermo? ¿y si me siento insegura?) de las dudas, de las excusas que muchas veces nos ponemos, de las ventajas y desventajas de viajar sola y mucho más.
- Entre las mujeres de todas partes del mundo existe mucha sororidad.
- Viajar sola es mucho más fácil y seguro de lo que te cuentan.
- No necesitás tener ninguna personalidad especial para viajar sola. No hay que ser ni muy esto ni muy lo otro: todas podemos viajar. Cada una adaptará su aventura a su manera de ser.
- Viajá sola y nunca estarás sola (a menos que vos quieras, claro).
Ojalá que esta información te ayude a darte el último empujón que necesitás porque soy de las que piensa que es una de las experiencias que todas (y todos) deberíamos pasar alguna vez en nuestras vidas. Quiero que te animes y poder ayudarte a que confíes más en vos.
Una aclaración previa: Esta sección está escrita en femenino porque en principio quien escribe y viaja es una mujer y cuento las cosas que me pasan viajando como mujer, también porque quiero hablarles a las mujeres para que encuentren algunas respuestas que quizás estén buscando y porque creo que en el mundo que hoy vivimos viajar sola es muy diferente a viajar solo. Pero si sos hombre y querés animarte a viajar solo por supuesto sos bienvenido! Como dije anteriormente, creo que viajar sol@ es una de las cosas que todas las personas deberíamos experimentar al menos una vez en la vida, sin importar el género.
- Si no encontrás una compañía para tu viaje no te sientas mal. Hay tantos viajes y gustos viajeros como personas, por lo que no siempre es fácil encontrar al compañero de viaje «ideal». Esta es un gran motivo para viajar sola. No dejes de viajar por no conseguir compañía.
- No coincidir con tus compañer@s viajer@s. Quizás tenés la compañía ideal para viajar pero no están coincidiendo. Por ejemplo, no tienen vacaciones en las mismas fechas o cuando vos tenés el dinero ahorrado, la otra persona no.
- Puede ser que estés necesitando tiempo y distancia, que estés atravesando una situación difícil y necesites poner las cosas en perspectiva. La distancia y la soledad ayudan a ver las cosas con otros ojos, a darle (o quitarle) el valor que se merecen y a comprender más las situaciones que estamos atravesando. Acá te comparto un poema que escribí que se llama «Viajar para sanar»
- Estás en búsqueda de nuevas experiencias y de conocer nuevas personas.
- Te pondrás a prueba a vos misma y serás capaz de conocerte más, saber cuáles son tus desafíos, miedos, logros y límites. Viajar sola te ofrecerá un gran reto personal que superar y te conocerás mucho más ya que aprenderás a escucharte a vos misma, saber lo que te gusta y lo que no y es una de las mejores formas de autoconocimiento y de crecimiento personal. No te queda otra opción y te (re) descubrís al máximo. Es ahí cuando de verdad te das cuenta de tus capacidades y limitaciones.
- Ganarás independencia y sentirás la libertad en su máxima expresión. Podrás moverte a tu ritmo y cambiar la ruta cuantas veces quieras sin dar explicaciones de tus decisiones. Simplemente harás lo que quieras, cuándo lo quieras y a tu manera. En la práctica esto se traduce a que podés quedarte más días en un lugar según tu estado de ánimo o cambiar de rumbo si lo deseás, comer en el lugar que quieras, realizar las actividades que quieras, quedarte leyendo y escribiendo si lo deseás un día y no salir a pasear, encerrarte en un museo todo el día, levantarte a la hora que quieras, etc.
- Tendrás más contacto con la gente local: Cada vez que viajo sola, la gente se acerca con buenas intenciones a preguntarme si necesito algo e intenta cuidarme. Existe mucha solidaridad entre las mujeres de todas partes del mundo.
- Es más fácil que acepten tus solicitudes en Couchsurfing o ser alojada espontáneamente por la gente local.
- Cuando viajás sola, nunca estarás sola (a menos que vos quieras). Viajando sola, descubrirás que estás mucho más abierta a conocer gente y mucho más predispuesta a que te sucedan más cosas. En mi caso no soy tan extrovertida en general pero es la gente la que se me acerca por simple curiosidad a charlar y es mucho más fácil conocer gente que viajando en grupo ya que cuando viajas acompañada ya tenés a alguien con quien compartir tus experiencias, por lo que no buscás mucho más allá. Me acuerdo un día en Salvador de Bahía que había fallecido el papá de una amiga y yo estaba triste y quería un momento de soledad. Había tanta gente a mi alrededor en el hostel y en los lugares que iba que me hablaban que me tuve que encerrar en el baño, haciendo que me bañaba para poder llorar a solas.
- Te ayudará a confiar aún más en tu intuición y aumentará tu nivel de confianza: Recordá que tendrás que cuidarte vos sola y tendrás que estar más atenta y despierta en el contexto que te rodea. Aunque pienses que ahora no tenés mucha intuición, créeme que viajando sola se te va a despertar. Todas tenemos nuestro sentido común y viajando sola aprendí a guiarme muchas veces por él: Si algo te da mal presentimiento o una sensación rara, evitá esa situación. Y al contrario, si algo no te da desconfianza, quedate. La verdad que hasta ahora no me equivoqué casi nunca y con el correr de los viajes se va afianzando cada vez más. Saber que te la pudiste arreglar sola es una sensación hermosa; te hace una persona más segura y más consciente de tus actos.
- Aprovechás más el tiempo ya que no tendrás que esperar que se cambie tu compañero/a, que vaya al baño, que se quede charlando con alguien, o el tiempo que los llevará ponerse de acuerdo en dónde comer, etc. Manejarás tu propio ritmo y distribuirás el tiempo a tu manera.
- Aprenderás nuevos idiomas: Aunque no hables fluido el idioma y no seas capaz de escribirlo, al estar sola y tener la necesidad de comunicarte, no te quedará otra que aprender frases y palabras en nuevos idiomas.
- En Instagram te compartí 3 razones para viajar sola.
Obviamente no todo es color de rosas. Por supuesto que hay desventajas pero igualmente creo que haciendo un balance, las desventajas se ven opacadas por todos los beneficios. Sin embargo, me parece prudente y responsable que las conozcas para que estés informada y sepas que existen pero te aconsejo que no te frenen.
- Hay veces que querrás compartir una experiencia o algún momento especial con alguien: Hay lugares que se disfrutan mejor en compañía como restaurantes, trekkings, parques de atracciones, etc. A mí me suele pasar con momentos específicos, por ejemplo, a la hora de admirar un hermoso atardecer. En Jericoacoara, por ejemplo, me pasó de ir y sentirme que estaba rodeada de parejas recién casadas que habían elegido ese destino como luna de miel (y yo que me acababa de separar me la pasé llorando). De hecho escribí un post al respecto: «Los atardeceres de Jericoacoara sanan».
- Tendrás que encargarte de casi todo sola y es más cansador (mental y físicamente): En la práctica esto se traduce a buscar hospedaje, encargarte del traslado, de cargar siempre tus cosas, de negociar precios, etc. Por ejemplo: Cada vez que tengas que ir a un baño público tendrás que llevarte con vos todas tus cosas (y suelen ser siempre muy pequeños!).
- Puede que te pierdas de hacer algunas experiencias: Cuando viajo sola no me animo a hacer de todo, por ejemplo, si bien hice dedo bastantes veces —con amigas y amigos— todavía no me animé a hacerlo sola. Sé que muchas chicas lo hacen pero a mí todavía me cuesta dar el primer paso (y me lo respeto) o puede que te pierdas de hacer algún trekking por viajar sola.
- Puede que te sientas muy observada y hasta juzgada: Hay destinos del mundo donde es raro ver a una mujer sin su marido y eso puede generar que te miren con lástima (en Brasil me preguntaron muchas veces por qué no estaba casada) o que los hombres se te acerquen pensando que sos una chica fácil. Yo nunca lo hice pero conozco de mujeres que viajan solas que como estrategia usan un falso anillo de casada para que no las molesten. Lo que sí he hecho muchas veces es decir que me estaba esperando mi novio en el hostel. Claro que vale mentir!
- Si en algún momento te enfermas, te sientes mal o simplemente te agarra la tristeza, tendrás que arreglártela sola (igualmente hoy en en día tenemos la ayuda de la tecnología que aunque no sea lo mismo te acerca mucho más a tus seres queridos).
- No tendrás quien capture los verdaderos «momentos» del viaje: A menos que uses el palo de selfie (yo todavía me niego) o el temporizador tendrás pocas fotos decentes en las que aparecerás en tus viajes. Pero más allá de las fotos posadas, no tendrás nadie que te haga una foto «espontánea», cuando estás distraída (y que suelen ser las más bellas).
- Tendrás que decir adiós con gente con la que realmente has conectado y te queda un vacío: Hay veces que compartirás momentos con otras personas viajeras con quien te entenderás a la perfección pero tarde o temprano los caminos se terminan separando. Pasarás de estar acompañada a volver a viajar en solitario. Te sentirás extraña, triste y algo sola pero todo pasa. Finalmente terminás agradeciendo por esos encuentros.
- Los costos del viaje pueden encarecerse: Por lo general los viajes en grupos suelen ser más económicos porque se comparten los gastos. Por ejemplo, a la hora de cocinar siempre sale más barato cocinar para varios que para uno solo o a la hora de compartir una excursión o traslado. Pero en general lo que podés hacer en estos casos es hablar con gente que vaya para el mismo lado o que esté interesada en la misma excursión y sumarte. Me acuerdo que en Jericoacoara coincidí en varios paseos en buggy (que era para cuatro personas) con una pareja recién casada. Fui el "jueves" de su luna de miel pero ellos estaban encantados. También lo que hacía en Brasil era usar mototaxis.
- Puede que te sientas insegura en algunos lugares: Todas sabemos que lamentablemente al ser mujer estamos expuesta a más riesgos físicos que un hombre. Sin embargo, puedo contar con los dedos de una mano (y me sobran) las veces que sentí miedo por mi seguridad en estos años de viaje y te las cuento en detalle más abajo.
Hay varias razones por las cuales podemos sentir miedo a la hora de pensar en viajar sola por primera vez:
- «Tengo miedo a que me roben»
- «Tengo miedo a que me hagan algo, me acosen o me violen por ser mujer»
- «Tengo miedo a perderme»
- «Tengo miedo a sentirme sola»
- «Tengo miedo a enfermarme o que me pase algo malo»
Estos son algunos típicos miedos que tenemos que enfrentarnos las mujeres a la hora de viajar sola. Y dejarme decirte: es NORMAL que tengamos miedos, dudas e inseguridades. También es normal que muchas personas intenten desmotivarnos. Imagino que te han dicho alguna vez “¿Cómo que te vas a ir sola? ¿Vos no mirás los noticieros? ¿No ves lo peligroso que es el mundo? ¿No escuchaste el caso de las turistas asesinadas? ¿Qué hacían viajando solas? Yo también pasé por eso muchas veces pero los miedos hay que entenderlos como advertencias de nuestra mente para mantenernos alerta. Y a la hora de viajar sola también hay que saber separar los miedos propios de los ajenos.
Lo cierto es que es verdad que ocurren muchas cosas feas a las mujeres en todo el mundo y que vivimos en una sociedad machista donde a la mujer se la considera como el género débil y la que está más expuesta a los peligros. Entonces ¿cuál es la solución? ¿Quedarnos en casa encerradas por miedo a que nos pase algo? Claro que no! Todas esas cosas lamentablemente pueden pasarte estando en tu misma ciudad; tengo una amiga que la abusaron en su propia casa cuando le entraron a robar en cambio en estos años de viaje las buenas experiencias han superado con creces las malas.
La verdad es que los miedos no se van nunca, nadie tiene 100% la vida asegurada pero la opción que tenemos es convivir con ellos y convertirlos en una herramienta útil para mantenernos alerta y conectadas con nuestra intuición. Creo que lo peor que nos puede pasar es quedarnos quietas, no hay que dejar que el miedo nos paralice (porque los miedos no se acaban sino que los aprendés a enfrentar). Y si esperás a no sentir miedo para comenzar a viajar sola, no vas a hacerlo nunca.
Cuando organizamos un viaje sola es lógico preguntarse a dónde viajar sola sin sentirse insegura o sobre la seguridad del destino que elegimos. Hay diferentes aspectos sobre la seguridad que debemos tener en cuenta.
Salud y seguro de viaje: ¿Y si me enfermo?
Si te pasa algo relacionado a la salud y estás sola claramente será un gran inconveniente, por eso es fundamental contar con un seguro de viajes. Te dará mucha paz mental ya que tendrás la absoluta certeza de que si te pasa algo –robos, enfermedad o accidente- estarán allí para ayudarte. Además, dependiendo el destino que elijas, los costos de atención y tratamiento pueden ser tan elevados que podrían arruinarte el viaje.
Mi consejo es que SIEMPRE que viajes al exterior lo hagas con un seguro de viaje (aunque sea por poco tiempo y a un país no tan lejano).
Consejos de seguridad para viajar sola
Conocer, preguntar e investigar sobre las condiciones de seguridad del destino al que vamos a viajar es fundamental. Porque soy realista, cuando una viaja sola a veces es necesario extremar las precauciones porque, te guste o no, estás sola, y, te guste o no, sos mujer.
Además te recomiendo que leas este post que escribí sobre algunos «consejos de seguridad para viajar sola». Sinceramente mi deseo sería que no hiciera falta hacer ese post y que muchas de nosotras no contestáramos que uno de los miedos a la hora de enfrentar un viaje sola es la agresión sexual. Pero mientras seguimos luchando por cambiar este mundo patriarcal siguen haciendo falta artículos como estos y muchas mujeres que se animen, de a poco, a enfrentar los miedos y a ir detrás de sus sueños.
Si ya lo decidiste (felicitaciones!) y no sabés por dónde empezar o te preguntás ¿cómo y dónde buscar hospedaje? ¿dónde conseguir vuelos baratos? ¿qué vacunas necesitás para ese lugar?, etc, para que no te abrumes con tantos preparativos, acá te dejo una sección con páginas útiles y herramientas que yo uso en mis viajes y que te ayudarán a preparar el tuyo.
Aclaración: Si ya estás segura de que querés viajar sola, no lo pienses más, olvidate de los peros, soltá esos miedos y comprá ya mismo ese pasaje. Te aseguro que será una de las mejores decisiones que tomaste en tu vida.
Si en breve vas a lanzarte a la aventura te comparto algunos consejos:
- Viajar sola puede ser que no sea una opción para todas pero para descubrirlo primero tenés que experimentarlo por tus propios medios y no que te lo cuenten porque pueden llenarte de miedos ajenos. Hay que aprender a diferenciar cuáles son tus miedos reales y cuáles son los de otras personas que te están invadiendo. Si querés viajar sola, hablá con otras mujeres que lo hagan y no te guíes solo por lo que te dicen quienes nunca salieron de su ciudad. Date la oportunidad de probar.
- Está bueno que conozcas cuál es tu motivo para elegir viajar sola (hay tantos como mujeres!). Puede ser porque estés necesitando un cambio interno, querés (re) descubrirte, porque tenés una búsqueda particular, porque no tenés con quién ir, porque nadie coincide con tu destino, porque no encontrás la compañía adecuada a tu ritmo, etc. Pregúntate cuál es tu motivo y respétalo. Es decir, viajá como quieras, ponete metas y sé coherente con lo que buscás. El viaje será tuyo y de nadie más.
- Si querés viajar sola y no te animás a empezar te recomiendo que vayas los primeros días o semanas con alguien, que entres en confianza con el viaje y después vas a ver que te resultará mucho más fácil seguir.
- Para un primer viaje no tenés que irte ni muy lejos ni por mucho tiempo. No tenés que irte a dar la vuelta al mundo la primera vez que viajás sola. Podés hacer una prueba piloto e irte un fin de semana, por ejemplo, a un lugar cercano de tu ciudad y experimentar cómo te sentís. Si te vas sola y no te sentís cómoda, es muy fácil, siempre está la opción de volver. No lo veas como una decisión irreversible.
- Informate, leé y conversá con mujeres que ya hayan viajado solas: Leé blogs, asistí a charlas, escribíles mensajes con tus dudas y conocé otras experiencias viajeras de primera mano. Rodéate de gente que haya viajado sola y no bases tus decisiones en personas que hablan desde la comodidad de su casa y nunca lo han experimentado (que probablemente te repitan una y otra vez los miedos que tienen (ellos) y lo peligroso que es el mundo (que ven en las noticias). Te darás cuenta ni que estás loca ni que estás sola. Somos muchas las mujeres viajando por ahí!
- Elegí un destino con el que te sientas cómoda e informate siempre previamente cómo es la cultura del país a visitar: Conocé cuáles son sus costumbres, sus códigos de vestimenta, su religión, sus códigos de conducta, cómo es su clima, etc. Así estarás más preparada para el contexto donde estarás y no tendrás ningún problema con la gente local ya que sabrán que respetás sus normas. También recomiendo que llegues al destino sabiendo de antemano cuáles son las zonas más peligrosas o los lugares a evitar de noche. Así tendrás más información y esa información te brindará más seguridad.
- Lo importante es que durante tu primer viaje te sientas cómoda y lo disfrutes por eso si te sentís más segura reservando todos tus hoteles y transportes con antelación, hacelo. Llevate un borrador del itinerario y mi consejo es que luego te animes a ser flexible y dejes espacio para la espontaneidad.
- Date tiempo: Los primeros días puede ser que te sientas un poco extraña, que te preguntes qué estás haciendo ahí sola pero con el correr de los días te irás adaptando a esta nueva modalidad. No te asustes que esa sensación va a desaparecer.
- Antes de viajar por primera vez, tené en cuenta el momento de hacer tu equipaje. Recordá que vas a tener que cargarlo vos misma durante todo el viaje. Cuanto más liviana viajes, más cómoda estarás. Intenta llevar lo mínimo posible y evitar los “por si acaso”. Si durante el viaje te das cuenta que te olvidaste algo muuuy necesario siempre podés comprarlo sobre la marcha. También intentá no llevar cosas de valor (por ejemplo, esa cadenita que te regaló tu abuela). Es probable que durante el viaje te sientas preocupada por si te la roban, la perdés, etc.
- Hospedate en hostels: Que viajes sola no significa que tengas que estar sola las 24 hs. Los hostels que tienen muchos espacios comunes (ya sea habitaciones compartidas o en la cocina) son un excelente lugar para conocer gente.
- Date tiempo para estar sola: Así como te aconsejé que pases tiempo con gente también te recomiendo que tengas tus momentos de soledad, que te descubras en ese rol, que aprendas a decir que no a planes en grupos (sino tenés ganas) y a tomar tus propias decisiones.
- Si decidís hospedarte a través de plataformas como couchsurfing o AirBnB leé siempre las reseñas de otras personas, en especial de chicas que hayan ido solas. Lo mismo si realizás voluntariados.
- Llevá un presupuesto adecuado para tu destino y siempre reserva o apartá un poco de ese presupuesto para emergencias. Es mejor que te sobre dinero a que te falte, además saber que una tiene dinero guardado te dará tranquilidad. Te recomiendo que lleves al menos 2 tarjetas (de crédito y/o débito) y algo de dinero en efectivo.
- Cuando te muevas en taxis siempre elegí por los legales o registrados (los locales te podrán indicar cómo identificarlos); o en su defecto contrátalos a través del hotel o de las app como Uber o Cabify. Si no hay taxímetro (como por ejemplo en los tuk tuk en Asia) tenés que negociar de antemano el costo del trayecto. No te subas hasta no haber llegado a un acuerdo.
- Averiguá con gente local y con otros viajeros cuáles son las estafas más comunes a los turistas así podrás evitarlos. Por ejemplo, en Bangkok te decían que el Gran Palace estaba cerrado por remodelación y entonces te llevaban de tour por otros templos (cuando era mentira y estaba abierto). Estas estafas no suponen un peligro para vos sino para tu bolsillo.
- Anotate en free tours por la ciudad: La mayoría de las grandes ciudades del mundo tienen tours guiados a pie y gratuitos (a la gorra), y son una excelente forma de conocer el destino de la mano de locales y conocer a otros viajeros (En este post te cuento cómo conocí a una de mis grandes amigas viajeras en un free tour). Yo suelo hacerlo el primer día para tener un pantallazo general del lugar y porque el guía suele dar buenos consejos de dónde ir a comer bueno, bonito y barato y consejos de consejos de seguridad de la ciudad. Acá podés encontrar los tours gratuitos en las ciudades a las que vayas.
- Si viajás al exterior, intenta aprender algunas palabras o frases en el idioma local: Si te resulta muy difícil llevalas anotadas en un pequeño cuaderno o en tu celular.
- El celular será tu mejor aliado durante el viaje: Si viajás al extranjero no olvides apagar el servicio de roaming (que suele ser carísimo). Te recomiendo que vayas con un chip prepago o que compres una tarjeta SIM local para poder estar conectada con tus familiares y amigos.
- Llegá a los lugares de día: sobre todo cuando es la primera vez en el destino. Así podrás usar el transporte público para llegar a tu hospedaje, suele haber mucha gente en las calles y te sentirás más segura.
- No te olvides nunca de sonreír: Cuando no entiendas algo, estés nerviosa, desorientada, recordá que acá o en la China, una sonrisa tiene el mismo significado y puede abrirte muchas puertas.
- Viniendo de América Latina, diría en rasgos generales, que cualquier capital de Europa es muy amigable para un primer viaje en solitario ya que está todo muy preparado para el turismo, tenés muchas opciones de hospedaje, transporte, y las cosas funcionan bien. Lisboa y Barcelona me resultaron lugares muy amables para viajar sola tanto por las cosas para hacer como por su gente.
- Nueva Zelanda es un excelente país (creo que es uno de los que tiene mayor calidad de vida en el mundo) para recorrer sola. Además como ofrece la opción de hacer la visa Work & Holidays está lleno de argentinos, y chilenos viviendo esa experiencia por lo que te será muy fácil conocer otros viajeros.
- Si querés experimentar algo más exótico y un destino más barato el sudeste asiático es una buena opción: Conocer el mundo oriental, su cultura tan diferente a la nuestra. El caos ordenado, la religión budista, ver cómo todo sucede en la calle y en los mercados.
- Si el idioma o un choque de cultura tan radical te parece mucho, te recomiendo Sudamérica, en particular Uruguay ya que es un país pequeño y muy seguro!
- Y por supuesto que recomiendo Brasil (donde fue mi primer destino) aunque deberás saber que las distancias son muuuuy grandes, deberás delimitar bien la zona que quisieras recorrer. En lo personal me encantó Itacaré, Ilha Grande y Pipa. Y el destino que no recomiendo es Fortaleza por la inseguridad que me transmitieron los mismos locales (aunque aclaro que yo la pasé muy bien por la gente local que conocí).
- Para que te vayas de viaje lo más informada posible, te preparé algunas guías de los países que he visitado (de a poco iré agregando más)
En el 2015 cumplí un sueño. Me animé a viajar sola por primera vez y fue un antes y un después en mi vida viajera. Viajé varios meses sola por Brasil. Era un cuenta que tenía pendiente hacía tiempo y no me animaba. Hasta que sentí que había llegado el momento (es decir, enfrentar mis miedos) porque el momento justo, perfecto, nunca iba a llegar; siempre hay alguna excusa. Derrumbé miedos y prejuicios. Ese viaje fue, sin dudas, el viaje con más desafíos que tuve que enfrentar pero a la vez el que más me enriqueció como persona. Hasta hoy sigue siendo mi mejor viaje.
Antes de viajar, muchas personas me advirtieron de los riesgos que corre una mujer viajando sola; otras me admiraban y me decían que era una mujer muy valiente. Yo no creo ni que estoy loca por querer viajar sola (alguna vez supongo que te lo habrán dicho!) ni quiero que me llamen valiente por hacerlo. Sólo quiero emocionarme descubriendo qué hay más allá, disfrutar de lo hermoso que es el mundo y volver para contarlo. Porque tenemos el derecho de ir y también el derecho de volver. En ese viaje descubrí que había muchas mujeres como yo y otras tantas que pasaban por los mismos miedos porque el mundo -tal como lo conocemos hoy y aunque de a poco está cambiando- es un mundo de hombres. Ojalá pueda ayudarte con este blog a que confíes en que nosotras también podemos viajar y ayudarte a que los miedos no te paralicen (porque no se acaban nunca sino que los aprendés a enfrentar). No dejes que tus miedos sean más grandes que tus sueños.
En lo personal, el mayor miedo que tenía era a que me pasara algo, básicamente a que me robaran o que me accidentara o enfermara y no tuviera a quién recurrir. No voy a mentirte, en mi primera vez viajando sola cuando me despedí de mi familia en el aeropuerto, aún estando muy segura de lo que hacía cuando pasé los controles de seguridad y dejaron de verme se me piantó un lagrimón. Pero al instante ya el chico de la aduana me hizo un chiste con mi pasaporte (quizás leyó mi cara de miedo!) que me hizo reír tanto que sentí que era una señal de que estaba haciendo lo correcto.
A esos miedos no sé si los superé (porque creo que los miedos se van transformando con uno también) pero sí que me tocó vivir algunas situaciones donde los tuve que enfrentar.
Respecto al robo, me di cuenta que era más prejuicio, y que quizás porque una viaja sola está aún más atenta (y que te pueden robar a la vuelta de tu casa!) Cada vez que llegaba a una ciudad grande en Brasil me advertían que era peligroso y que no anduviera sola porque me podían robar. Aumenté mis recaudos pero sin volverme paranoica y no dejé de hacer lo que sentía por miedo. Por suerte nunca me pasó nada viajando. (La única vez que me robaron en mi vida fue a 10 cuadras de mi casa, en La Plata y te lo cuento acá).
Respecto a la salud, sí me pasaron dos cosas.
La vez que no podía caminar en Buzios
La primera vez fue en ese primer viaje sola a Brasil cuando estaba en Buzios que un día me desperté en el hostel y cuando me fui a levantar casi me caigo de la cama. Tenía la rodilla hinchada y no podía flexionar la pierna y mucho menos caminar.
Llamé a uno de los chicos del hostel que me dio hielo y me dijo que dejara la pierna para arriba que se me iba a pasar pero con el correr de las horas el dolor no disminuía por lo que decidí llamar al seguro de viaje.
Un médico vino a verme y me dijo que de tanto caminar en ese viaje tenía líquido en la rodilla así que me infiltró, me dio analgésicos y varios días de reposo teniendo en cuenta que mi viaje continuaba. Lo más loco fue que yo había pensado un gran plan para pasar mi cumpleaños en Arraial do Cabo y finalmente terminé pasándolo en Buzios, en reposo (y por supuesto sola).
Lo positivo de esta experiencia fue que aprendí a escuchar a mi cuerpo, a saber que a veces el cansancio se hace notar en los viajes y es necesario frenar un poco porque sino el cuerpo mismo te frena.
En este post te cuento la experiencia completa.
La vez que me desmayé en una estación de subte en Barcelona
Era un día de mucho calor y estaba reunida con un amigo catalán en los Bunkers del Carmel. Estábamos en lo alto del mirador viendo el atardecer y con el viento que soplaba sentí que me entró algo en el ojo. En el momento no me molestó tanto y como se estaba haciendo de noche decidimos bajar.
Me despedí de mi amigo y me fui a la estación de subte para volver al departamento que tenía alquilado en un Airbnb frente a la Plaza Cataluña. En el camino el ojo me empezó a llorar y a arder mucho. Para los que no me conocen les cuento que yo le tengo mucha impresión a los ojos. Mientras esperaba para subirme al subte me empecé a sentir un poco mareada.
Un catalán desconocido me habló para decirme que tenía el ojo muy rojo y si me encontraba bien. Ya se había hecho de noche y estábamos solo él y yo esperando el subte. Al ratito me subió un calor en el cuerpo -el ambiente estaba sofocante, había caminado mucho para lo poco que había comido y estaba muy acelerada por el trabajo- sentí las piernas flojas y decidí sentarme.
El hombre se quedó a mi lado haciéndome preguntas hasta que llamó a un guardia. Yo le contestaba, mareada, pero consciente. Hasta que como hacía tanto calor allí, llegó una guardia mujer y el jefe de línea del metro y me llevaron arriba para que tomara aire. Cuando subíamos las escaleras mecánicas me desmayé.
Eso me dijeron, no recuerdo nada de ese momento. Desperté en otro lado, sin entender qué estaba pasando, buscando mi mochila. La mujer catalana me tomó de la mano, me tranquilizó y los hombres a mi lado me daban ánimo.
–Te desmayaste justo en el Metro de Hospital de Sant Pau, el hospital está a unos metros, qué puntería!– me decían para hacerme reír en ese momento tenso.
Finalmente me atendieron muy amablemente Antonio y Jefferson, los médicos de la ambulancia. Una vez recuperada del susto terminamos hablando del conflicto de Cataluña y España, de Messi y me hacían chistes con tal de hacerme reír y que la situación fuera lo más llevadera posible.
Cuando le conté a Ricardo -el dueño de la habitación que estaba alquilando- lo sucedido me dio su mirada muy sabia. ¿Te diste cuenta que recién te desmayaste cuando te sentiste segura y acompañada? Antes te la arreglaste sola. De esto también va viajar sola, no todo es color de rosa y uno aprende a superar los miedos.
¡Hoy agradezco a todas esas buenas personas que se me cruzaron en el camino y me ayudaron! De todas estas experiencias aprendí muchísimo.
En esta charla de mujeres viajeras, junto a varias bloggueras, te comparto algunos consejos de seguridad (te invito a verla completa) pero sino en el minuto 37:43 te cuento en detalle las dos veces que me sentí incómoda viajando sola y cómo le hice caso a mi instinto.
- Conocí a una gran compañera de viaje en Río de Janeiro que luego me regaló un pasaje a Europa: La historia es muy loca. En Río de Janeiro, en mi primer viaje sola, había conocido a una chica uruguaya en un free walking tour. Ella se acercó a mí, por una cuestión geográfica y de idiomas (éramos las únicas latinas) y resultó que al final estábamos hospedadas en el mismo hostel. Durante esos 3 días que coincidimos en Río de Janeiro viajamos juntas, conociendo la ciudad y conociéndonos. Nos hicimos muy amigas, sí, en tres días! pero parecía que nos conocíamos de otra vida. Ella se volvió a uruguay y yo seguí mi viaje por Brasil.
- Cuando volví a Argentina seguimos en contacto virtualmente porque vivíamos en países diferentes hasta que un día me llamó y me contó que en el trabajo la habían premiado con dos pasajes a Europa y que como nos habíamos conocido viajando y habíamos conectado tan bien me invitaba a mí. Casi me caigo muerta, dudé al principio porque era muy bueno para ser real, imaginate cuando le conté a mi familia! ¿Con quién te irías? Pero la conociste sólo 3 días, no sabés quién es! Todas contras (de nuevo, los miedos ajenos). Finalmente viajamos un mes entero por Europa y fue increíble. Lo cierto es que para compartir un viaje tenés que tener ciertas cualidades en común, intereses, flexibilidad, tolerancia, paciencia. Tanto a ella como a mí nos pasaba que teníamos muchos amigos de toda la vida que los adorábamos pero que no viajaríamos nunca con ellos por estas razones. Y así surgió nuestra amistad viajera con Emilia. Hasta el día de hoy seguimos siendo grandes amigas y nos vemos una vez al año en Uruguay, Argentina o donde sea! Podés leer la historia completa acá.
- Empecé a escribir mi libro «En Movimiento, geografía interna de una chica que viaja de acá para allá» una temporada de verano en el balneario La Barra en Uruguay mientras cuidaba una casa y dos perros y lo terminé en la isla de Koh Lipe en Tailandia.
- Me dejaron asistir a una clase privada de danza de los Orixás en la Escola de Dança da FUNCEB en Salvador de Bahía.
- Me invitaron a volver en un tour de camionetas 4 x 4 por un camino de dunas que había hecho caminando para cuidarme: En Jericoacoara, Brasil, realicé una caminata con un grupo de gente por la playa que iba hasta Pedra Furada. Me entretuve sacando fotos al atardecer en el mar y como iba sola no distinguí mucho a la gente que había a mi alrededor, estaba en un día con pocas ganas de sociabilizar. Cuando un hombre local que sabía el camino gritó al grupo que emprendía la vuelta caminé con ellos. Me di cuenta que no era el camino por el que habíamos venido pero pensé que era otro sendero. Incluso pensé positivamente ya que conocería otro lugar. Después de unos kilómetros por la arena (ya me parecía demasiado largo el camino) pregunté si iban para el pueblo y como me dijeron que sí seguí caminando tranquila entre la arena. Hasta que llegamos a unas dunas y la gente se empezó a subir a unas camionetas 4 x 4. Resultó que yo me había equivocado de grupo y esa gente se iba en esas camionetas para el pueblo (Jericocoara está sobre dunas). Cuando pregunté cómo volver al pueblo me dijeron que estaba loca, que ya se estaba haciendo de noche, que era lejísimos y que no iba a poder caminar por esas dunas por lo que me invitaron a ir con ellos en sus camionetas (obviamente sin pagar).
- En Lisboa me uní a un grupo de amigas vascas que viajaban todos los años juntas durante un fin de semana largo y una noche una pareja italo-francesa me invitó a cenar en un restaurante de música fado porque me vieron comiendo sola.
- Recorrí lugares hermosos en las playas del litoral del sur de Joao Pessoa en moto (donde el transporte público no llegaba) de la mano de un local.
- En Jericoacoara una pareja recién casada me adoptó como su hija en varias excursiones.
Lo confieso, nunca me gustaron demasiado los barcos. El aire, en cambio, me encanta: viajar en avión, tirarme en paracaídas, volar en globo. Pero al agua, le tengo mucho respeto. Admiro el mar pero respeto su fortaleza, el vaivén de sus olas.
Eso pensaba mientras estaba en un barquito con destino a Koh Lipe, una playa de Tailandia. El trayecto desde el puerto Pakbara duraba aproximadamente una hora y media. Mientras tragaba un poco de saliva me consolaba con saber que iba hacia una playa paradisíaca, después de un viaje hermoso pero agotador por el sudeste asiático y que me esperaban unos días, por fin, de descanso.
Después de estar varios días con distintos compañeros de viaje, me encontraba en un momento de soledad, disfrutando de viajar sola nuevamente. Además me había subido al barquito con un día de sol brillante. Allí nos pusieron los chalecos salvavidas y comenzamos a navegar.
Todo salía a la perfección hasta que al poco tiempo, casi por arte de magia, el cielo quedó completamente encapotado. Comenzó a llover y fue como una película de dibujos animados (¡o de terror!). De un segundo para otro, el sol había desaparecido y estábamos en el medio de una tormenta que al principio hasta pareció gracioso.
El barquito empezó a moverse y con el oleaje comenzamos a mojarnos. A la gente le parecía divertido, reconozco que al principio a mí también, era sumarle un poco de aventura al viaje. Hasta que, de a poco, la tormenta empeoró y el oleaje se hizo cada vez más intenso. Los bebés comenzaron a llorar y unas mujeres musulmanas que tenía sentadas a mi lado empezaron a rezar. Las manos me transpiraban. Los gritos de los bebés eran cada vez más fuertes y se notaba que los mismos padres ya tenían ganas de llorar.
Una japonesa que tenía adelante, que había salido impecable, ya tenía toda su cabellera hecha un nido de caranchos y sollozaba de la mano de su amiga. Yo estaba sola y muy mareada. Para pasar el mal trago pensaba en momentos lindos, en toda la gente que había conocido recientemente y en mis familiares y amigos que me esperaban en Argentina.
No tenía reloj ni celular a mano así que no sabía qué hora era ni cuánto tiempo faltaba para llegar a la isla pero se me ocurrió levantar la cabeza (la tenía recostada sobre el asiento de enfrente por el malestar) y mirar hacia el más allá. Agua, agua y más agua. Ahí me empecé a desesperarme, no se venía ni un pedazo de tierra a lo lejos. Esa espera se me hizo eterna. Pensaba en que lo único que me faltaba era morir por una tormenta en el mar de Tailandia. Me maldije porque había decidido viajar en época de monzones.
Ni siquiera había llegado a hablar con nadie. El mareo se me hacía insostenible y empecé a arrepentirme de haberme comido aquel sándwich con huevo frito en el puesto callejero del puerto. Hacía años (literal, desde los 10 años más o menos) que no vomitaba, tenía un bloqueo vaya a saber por qué. Siempre me agarraban nauseas, pero nunca vomitaba ni en mis peores cuadros de gastroenteritis ni en mis peores borracheras.
Y ahí estaba yo, en el medio de la tormenta que empeoraba cada vez más y mis náuseas que se multiplicaban. De repente sentí que esta vez, algo iba a cambiar. Miré a mi alrededor, era tan chico el barco (y se movía tanto) que era imposible pararse para tomar aire. Lo sentí inevitable. Con desesperación, abrí mi mochila rápido en búsqueda de una bolsa de plástico y típica ley de Murphy, no tenía ninguna.
Era tan pequeño el espacio que sentía el contacto con los cuerpos de los otros pasajeros. De repente, actué lo más rápido que pude, saqué un folio A4 que tenía en mi mochila con papeles importantes y vomité allí. Claro, que me resultó insuficiente y cual mujer exorcista no pude dejar de vomitar. ¡Ustedes deberían haber visto la cara del pobre chico filipino donde deposité todo mi almuerzo, desayuno y más! ¡Ups!
Uno de mis mayores miedos era (y sigue siendo) que le pase algo a mi familia cuando yo esté viajando y un día (cual ley de Murphy o debería decir simplemente porque la vida es así y no la podemos controlar) finalmente me pasó.
Fue durante mi primer viaje sola a Brasil donde ya llevaba tres meses de viaje. Un sábado de noviembre mi mamá me escribió un whatsapp y me preguntó si podía conectarme al skype. En Curitiba llovía a cántaros, había tenido fiebre la noche anterior y estaba acostada quedándome dormida. Me dio fiaca prender la computadora pero ante la insistencia de mi madre lo hice. Recordé que era su día libre y que por eso quería hablar conmigo. Me equivoqué. La verdadera razón era otra. A través de la pantalla vi a mi madre enderezarse sobre la silla, tragar saliva y decir las palabras que no me hubiera gustado escuchar:
−Hija, tranquila, escuchame, está todo bien pero necesito decirte algo. Anoche tu papá tuvo un infarto. Estará internado unos días pero está bien−.
Me quedé helada, rígida. Tengo un par de nubarrones en la memoria por el shock. Después me acuerdo que no dejaba de preguntarle si realmente estaba bien. Era el tercer infarto de mi padre y tenía miedo de que en realidad se hubiera muerto y que por skype no me lo quisieran decir. Mi madre repetía una y otra vez: “Creéme por favor, no te mentiría con esto. Está vivo. Va a estar bien”.
Casi por inercia apagué la computadora.
Lloré fuerte y sola en la habitación de un hostel. El corazón me latía rápido, con miles de sensaciones encontradas. Pero pocos segundos bastaron para tomar la decisión. El viaje para mí había terminado. La vida me demostraba que no avisa, no espera, sacude. Volvería con muchas incertidumbres pero con una gran certeza: cuando se trata de mi familia no hay mucho que pensar, sólo sentir. Y yo sentía la necesidad de proteger a mi hermanito de tan sólo 4 años y acompañar a mi padre en ese momento.Había andando por pueblos de Brasil, alejados de las grandes ciudades y carreteras. Por esas “casualidades” (cada vez me convenzo más que no existen) ese día me encontraba en una ciudad con aeropuerto propio. Entonces prendí la computadora, le avisé a mi madre y ella me compró el primer pasaje a Buenos Aires que era para el día siguiente. Pasé la noche en vela pero con la tranquilidad de saber que estaba haciendo lo que sentía. Con la mochila aún a cuestas fui directo del aeropuerto al hospital. El abrazo con mi hermano y la sonrisa de mi papá al verme lo valieron todo. Ese también fue un viaje. Un viaje al corazón.
(★) La foto es del reencuentro con mi hermanito en el hospital. Imposible contener las lágrimas.
(★) Aclaración: Mi viejo se repuso, ya lleva cinco stents y yo ya volví a viajar.
- Viajando sola me di cuenta de mis limitaciones y a la vez de todo lo que era capaz de hacer. Aprendí a valerme por mí misma y a conocerme mucho más al enfrentarme a situaciones a las que no me había expuesto antes. Viajar sola hace que saques partes de vos que no conocías. Además te enseña muchas cosas pero sobre todo, te enseña a confiar más en vos. El sentido común y tu instinto serán tus aliados. El instinto no se equivoca y viajar sola te ayuda a aprender a escucharlo.
- Aprendí a reforzar la idea de que la gente es solidaria y que está dispuesta a ayudarte, y a derribar varios prejuicios que solemos tener impuestos por los medios periodísticos y la sociedad en sí. Si bien hay personas malas en el mundo (y cerca de nuestras casas) en general la gente no está pensando en secuestrarte, matarte, violarte o robarte. La mayoría de las personas que te cruzás en el camino son como vos y yo y si les pides ayuda te ayudarán (el tema es que esas personas no salen en TV y te lo digo como periodista que soy).
- Aprendí a disfrutar del aquí y del ahora, aprendí que la distancia y los viajes hacen que los vínculos se fortalezcan e intensifiquen aunque sea por un tiempo breve.
- Aprendí a decir adiós y a celebrar los reencuentros, a resolver eso que me pesa antes de irme (los problemas lo cargarás en tu mochila, vayas donde vayas), a descubrir que viajando sola nunca estás sola y a confiar en los desconocidos, escuchar lo que tienen para decir. Detrás de una persona puede haber una gran historia.
- Si bien puede que tengas miedo al principio de sentir la soledad, cuando menos te lo esperás te das cuenta de que como vos hay muchos personas viajeras que emprenden solas el camino y que no sólo encontrarás grandes compañeros de viaje sino amigos para toda la vida.
- Aprendí que puedo perder el miedo a mis miedos. Cuando los miedos me invaden, recuerdo todas esas situaciones difíciles que he tenido en mis viajes y (en mi vida en general) y recuerdo también que las he superado. Trato de mantener la calma, respirar hondo y detenerme a pensar en esos logros y en ver esos progresos que hicieron que hoy sea la mujer que soy. Así como nos preocupamos por todos los miedos también hay que preocuparse (mejor dicho, ocuparse en ser feliz). En esos momentos me pongo a pensar que siempre son mayores mis ganas que mis miedos y que tengo más confianza en mí que en ellos.
- Me descubrí en múltiples facetas. Soy la introvertida y la extrovertida. La que le encanta conocer gente nueva pero también la que necesita sus espacios de soledad. En general soy una persona bastante estructurada pero en los viajes sola aprendí a tener mucha más flexibilidad y a improvisar sobre la marcha. ¡Y eso es lo emocionante de los viajes!
Worldpackers Academy tiene varios cursos disponibles para aprender a emprender online, trabajar desde cualquier lado y viajar más gastando menos. Me invitaron a participar del curso «Cómo planificar tu primer viaje sola».
Este contenido es perfecto para vos si:
- Amás viajar pero no aún no has viajado sola.
- Estás planeando tu primer viaje sola.
- Estás buscando inspiración de otras mujeres que hayan recorrido el mundo.
Aprenderás:
- Por qué viajar sola es la mejor forma de conocer y adquirir nuevas habilidades fuera de tu zona de confort.
- Cómo superar los miedos relacionados a viajar sola.
- Cuáles son los destinos más recomendados para viajar sola.
- Consejos prácticos para sentirte segura viajando sola por primera vez.
- Qué aspectos estudiar sobre las culturas y costumbres de otros países antes de visitarlos.
- Cómo ayudar y empoderar a otras mujeres para que viajen solas.
- Aplicaciones y herramientas para ayudarte a viajar.
- Errores que debés evitar en tu primer viaje sola.
Lo que dicen las viajeras que ya hicieron el curso
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En esta entrevista que me hizo Lara de «Mi lado Periodista» charlamos sobre la experiencia de viajar siendo mujeres, sobre la importancia de reconocer las condiciones violentas e injustas en las que nos movemos y la necesidad de no paralizarnos por éstas. Hablamos de cómo hacer para cuidarnos y de la bronca que genera tener que pensar en hacerlo; sobre los malos escenarios posibles y las realidades hermosas que, en su mayoría, una se encuentra viajando.
- Si querés leer otras entrevistas, visitá la sección Prensa.
Ojalá que después de haber leído toda esta guía estés más animada y confíes más en vos. Si aún tenés dudas puntuales y te gustaría que te acompañe, te invito a conocer mi servicio de Consultoría Viajera Express.
Por último me gustaría decirte que es mejor arrepentirse de lo que una hace, que de lo que dejamos de hacer y que no esperes el momento perfecto porque nunca va a llegar. El momento lo sentís cuando te pasa internamente y todo los demás son excusas o miedos.
También contarte que hasta el momento no conozco a ninguna mujer que se haya arrepentido de viajar sola y, además, siempre tené en cuenta que tu casa siempre queda a un vuelo (o menos) de distancia y siempre tenés la opción de volver.
5 Comments
Irma Pedraza
me gustaría recibir por éste medio todo tipo de información sobre viajes en ferrocarriles. Agradecida.
Gilda Selis
Hola Sandra! ¿Cómo estás? gracias por leer mi blog y tomarte el tiempo de contarme tu experiencia. Me alegra que te haya servido mi experiencia viajando sola y mis consejos para que te animes a hacerlo vos también, la edad no importa!! Lo que importa es la actitud :) ¿Cuándo pensás viajar?
sandra
Hola!! muchas gracias por contarnos todas tus experiencias y por los consejos..Tengo 57 años, separada recientemente, despues de 38 juntos una familia muy numerosa y hace tiempò tenìa ganas de emprender este proyecto de vida..Hice un par de viajes pero por paquetes, conocì gente..Pero ya ha llegado el tiempo que tanto deseo ese de encaminarme a viajar sola, sin apuros , con muchas ganas y expextativas.. Me gustarìa mucho ir a Perù..Despuès te cuento,Muchassss gracias
Gilda Selis
Hola Ana María! Gracias a vos por leerme y por compartir tu experiencia :) Mi gran motivación es que más mujeres se animen a viajar solas. Cualquier duda no dudes en escribirme, saludos!
Ana Maria
Soy sola. Me encantaría salir de paseo y compartir.
Muchas gracias