La vez que me animé a hacer buceo en Porto de Galinhas

En este post les voy a contar sobre la vez que me animé a hacer buceo en Porto de Galinhas!

Siempre fui una mujer del aire, si pudiera tener un super poder elegiría volar. Adoro viajar en avión y como volar no puedo lo intenté de distintas formas: tirarme en paracaídas o volar en globo aerostático (aún me queda pendiente hacer parapente) Fue lo más parecido a volar pero al agua, desde chica, le tengo mucho respeto (aunque me encanta el mar!).

Suelo evitar los paseos en barcos porque me marean. Pero cuando estuve en Porto de Galinhas, Brasil, no me pude contener a la tentación.

El lugar era ideal para hacer buceo por primera vez! De hecho fue mi primera vez dentro de mi primer viaje sola por lo que el desafío era aún mayor! (No tenía a nadie que me dijera no, estás loca o sí, hacelo, va a estar buenísimo!) Sólo mi consciencia y yo, que no es poco.

Finalmente, un día soleado decidí que iba a hacerlo. Muchas operadoras ofrecen opciones de buceo en Porto de Galinhas, equipamiento y cursos de iniciación; paseando por la calle principal tendrás todas las opciones. Comparé precios (todas rondaban los mismos números) y terminé eligiendo una que tenía un instructor argentino (en ese momento no me sentía tan cómoda con el portugués) pero como toda ley de Murphy al final me tocó el instructor brasilero, típico! Estaba un poco nerviosa pero Anderson me guió durante toda la experiencia con mucha profesionalidad, paciencia y calidez.

Primero nos llevaron todos a un aula donde nos explicaron los elementos básicos del equipamiento: el tanque de oxígeno, la máscara con las antiparras, las patas de ranas, etc. Nos explicaron qué hacer para evitar la presión de los oídos debajo del agua, o si se te sale la máscara qué botón apretar para vaciar el agua y las señas que tendríamos que saber para hacer debajo del agua: está todo bien, quiero bajar, quiero subir, me duelen los oídos y quiero subir, estoy mal y quiero subir o me falta el aire. Era la única persona que hablaba en español y  sinceramente tenía miedo de no entender algunos términos pero el instructor explicó en portugués pero muy despacio y me preguntó varias veces si había entendido todo. Luego fuimos en las jangladas hasta una zona de arrecifes. Una vez allí y en parejas fuimos preparándonos para la gran aventura.

Primero nos pusimos el equipo y nos metimos al agua para aclimatarnos y probar respirar sólo por la boca. El agua estaba hermosa, 28 grados. Una vez que nos acostumbramos, el instructor me tomó de la mano y comenzamos a descender de a poco. Pero sentí al instante la presión en mis oídos por lo que empecé a realizar los ejercicios que me habían explicado, presionando la nariz, manteniéndola apretada y soplando un poco. La sensación era como estar apunada adentro de un avión pero de a poco me fui sintiendo mejor.

Al principio es inevitable respirar por la nariz pero una vez que te das cuenta que es sólo mantener la tranquilidad y respirar por la boca y que el aire te llega igual se vuelve muy disfrutable. Lo importante es respirar de forma profunda, constante y no perder la calma.

A 6 metros ya se pueden ver los arrecifes de corales, formaciones rocosas y los peces de colores. La mejor época para hacerlo es de octubre a marzo (lo hice en octubre) cuando las condiciones de visibilidad llegan a 10 metros en los arrecifes de la playa y a 25 metros en mar abierto. Siempre conviene consultar antes la tabla de mareas.

Una vez abajo, lo que resta es disfrutar, descubrís un paisaje increíble. Debajo del agua hay otro mundo y se siente genial poder estar ahí!! Aparecen peces de colores azules y amarillos por todos lados, corales y otros peces marrones que se camuflan entre las rocas. También hay cuevas y rocas donde el instructor te lleva adentro y aparecen otros cientos de peces más nadando.

Si cuando me tiré del paracaídas fue lo más parecido a volar, esta vez fue lo más parecido a sentirme un pez. Sólo con el envión de las patas de ranas descendía ya que no hace falta mover las manos para nadar porque además si lo hacés movés la arena y el agua se vuelve turbia.

Cuando Anderson vio que estaba todo bien y que yo estaba disfrutando de la experiencia decidió hacer una sesión de fotos muy divertida debajo del agua, les comparto algunas…

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