Llorar de sur, de río, de ciprés. Para llorar compartido, de helado, de paseo. Para llorar de recuerdos, de futuro, y -por qué no- de risa. Una visita a El Bolsón en otoño me hizo redescubrir el poema de Mario Benedetti.

Llorar de sur, de río, de ciprés. Para llorar compartido, de helado, de paseo. Para llorar de recuerdos, de futuro, y -por qué no- de risa. Una visita a El Bolsón en otoño me hizo redescubrir el poema de Mario Benedetti.