En este relato comparto lo que fue -desde mi experiencia- ser parte de un dundunbá en Guinea, África.
¿Qué es un dundunbá?
Toda la humildad que tienen los artistas de Guinea en la calle, al momento de entrar a bailar en el medio de un dundunbá, se les cae como si fuera un velo. Explicar con palabras qué es un dundunbá (además de ser una familia de ritmos) me resulta difícil pero voy intentarlo.
Si tuviera que compararlo con algo diría que es como nuestra peña donde en un lugar común (generalmente la misma calle o un espacio abierto) los locales se juntan a tocar los tambores y bailan el folcklore de su pueblo. Es un lugar de encuentro, de compartir, de celebrar, una tradición para juntarse y divertirse aunque en sus orígenes, los ritmos y danzas Dunumbá eran las danzas de los hombres fuertes.
Hoy en día en Conakry no hace falta que seas un bailarín del ballet, cualquiera puede hacerlo, como la Tanti que hace el jugo de Bissap en la esquina o Djingo, un chico down al que los niños adoran ver bailar.
En el contexto urbano, las fiestas Dunumbá tienen forma de círculo y son una fiesta. Los espectadores se convierten en bailarines cuando entran a improvisar dentro del círculo. Pero quien pasa en el medio de la pista lo deja todo. No es apto para tibios. Puede que hace segundos uno haya estado sentado en una silla como una estatua pero al entrar al medio del círculo, baile con tal fuerza, precisión, energía, y disfrute que a una se le quedan los ojos extasiados y la boca abierta. Lo hacen con una fuerza, rapidez y agilidad envidiables. Los guineanos se pelean por entrar a la pista, por bailar, por lucirse.
La mayoría va improvisando sobre la marcha con cada ritmo que suena y algunos ya tienen sus números armados. A los que más se lucen, se les suele tirar billetes como forma de reconocimiento y de felicitación o se los pegan en la frente con la misma transpiración. Están tan gastados y hechos bollitos que parecen del Estanciero. En el dundunbá bailan descalzos pero también con la incomodidad de un jean y hasta con auriculares puestos (que probablemente no funcionen). Las mujeres bailan hasta sacarse la peluca, literal.
Son muy coquetas y van cambiando sus peinados en cada ocasión pero a la hora de terminar su número de baile suelen revolear la peluca al público dejando ver su cabello crespo.
En el chauffé -la parte más caliente del ritmo- la gente salta de sus sillas y se suma al medio del círculo para acompañar al que está bailando. Y puede que haya hasta gallinas cruzándose en el medio de la pista. También suele haber uno con un pañuelo blanco en la mano que es como un moderador y que va ordenando y señalando con la tela para ver quién entra a la pista. Pero a veces es tanta la energía que circula que no le hacen caso y entran igual. Otras veces él mismo tira el pañuelo para invitar a alguien a bailar. Nunca vi a nadie decir que no.
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